Revista Virtual de Arte y Literatura ARLEQUIN 1
Entonces con una lealtad a la todopoderosa poesía y entendiendo al arte como instrumento que humaniza al hombre, surge ARLEQUÍN para reafirmar que quizá las artes no trasformen el mundo, excepto en la medida que siguen cambiando nuestras vidas y que la poesía no sirva para nada excepto para vivir.
viernes
lunes
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ARLEQUIN No. 1
domingo
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"Yoga" José Martín R.
"IRAS MORDIDAS"
(Fragmentos)
Por:Víctor Van Amadeus
ART & HUMOR
LA PÍLDORA DEL DÍA SIGUIENTE
(El humor a la vida)
Por Jesús Vega Prialé.
ART & LITERATURA
EL HOMBRE DE LAS CUATRO CULTURAS
O SIMPLEMENTE EIELSON
Por Shibel Adguelli
LOS HUESOS DE VALLEJO
Por Marx Espinoza Soriano
ART & LITERATURA
“GUÍA TURÍSTICA DE JORGE LUIS BORGES”
O “UN CIEGO GUÍA A UNA CIEGA”
Por Karin Artigas y Jorge Luis Borges
ART & LIBROS
LA TRIBU DE LOS LAGOS
Por Silvio Manuel Rodríguez Carrillo
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Para cualquier comentario escribe a esta dirección, gracias.
PRESENTACION
ARS LONGA, VITA BREVIS*:
ARtes y LEtras, QUINtaesencia de la vida.
El arte como forma específica de la conciencia y de la actividad humana consiste en el reflejo de la realidad a través de imágenes artísticas. Constituye uno de los procedimientos más importantes de la aprehensión estética del mundo. Así el artista asimila y reelabora el objeto del arte (la vida en todo su esplendor y diversidad).
ART & PLASTICA
"Yoga" Escultura de José Martín R.
José Martín Rivas
sábado
ART & POESIA
Hizo la foto y nos pidió que sonrieramos
Asumido dio un avance, lo que era y lo negado, sin decirlo, su ciudad, el entresijo,
y todos aquellos valles, los perros, a mitad del sol y el resto;
como pegados a destiempo en un collage de mi niño,
mi niño, el niño
toda hacia fuera y ver
del
que a su vez mira;
mira la mano de madre, haciendo el tacto a un montón de un mercadillo
giraba sin más
o así lo decía
para coger aire
y el columpio de mi niño era
el péndulo de un reloj al que no dar cuerda más.
Ella hizo la foto y nos pidió
que sonriéramos
y nosotros lo hicimos.
Por un instante fueron la duda,pero fueron todo también en lo
siguiente hasta este día
donde, como ayer,
no pasa nada más.
Sélavy
ART & POESIA (Karin Artigas)
MANSEDUMBRE
No puedo avocarme a tus rosas
Ni entender esa corriente fría que te modela
No puedo, porque soy torbellino ardiente,
Llamarada desbocada entre toda tu penumbra.
No puedo educar tu deseo
Ni predecir tus urgencias lejanas
No puedo azuzar tu locura
E inventar chispazos que prendan tu estopa.
Eres tú y tu quietud de siesta
Una llanura de lomas suaves
Un paisaje de acuarelas
Un día despejado sin tormentas.
Que más quise yo que trastornar tus sentidos
Despertar tu animal dormido,
Encallar en tus arenas
O destrozarme en tus roqueríos.
Pero no hubo apremio en tus ojos
Ni respuestas a mis fulgores desmedidos,
Me quede dormida apoyada en tu vientre
Esperando que las horas se llevaran tu mansedumbre.
Karin Artigas
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ART & POESIA (Carlos Vico)
Imagino que imaginas
Que en el fondo marino de mis arterias
O retozando en la médula de las pupilas
Se arremolinan dos notas que forman un cuerpo
Que la sustancia de tu piel
Alcanza a mis huellas digitales
Y se amalgaman con tu pigmento
Que entre el marasmo de las horas afligidas
Arranco de mi garganta un pájaro nocturno
Que te lleva mis cuerdas vocales
Plagadas de sonidos en adagios
Imaginas que imagino
El fenecer de la canción a dúo
Un adiós de barco naufragado en el pecho
O el desollado silencio
De pasos desapareciendo en lo lejano...
Pero no amor, pero no...
Porque imagino que ya imaginas
Que el cincel de tu verso
A veces me ha tallado de completitudes
Y otras veces ha horadado la piedra de mis dudas
Y te has marchitado y florecido
En el humo trasnochado que te figura
Imagino que imaginas
Que ya nada será idéntico a nada
Para mí
Luego de este asomo a tus contornos
cuando dibujo en la cara de la almohada
la ceremonia distinta de nuestros sexos
y el insólito transcurrir de la sangre que te padece
el pulso de las horas en que te pienso
el impulso de mi hombría que te reclama
o la pulseada de tu locura contra mi sueño equitativo
Imaginas que imagino
La artesanía que van creando mis dedos en invento
Sobre el pezón de tus ansiedades
en el clítoris de tu llamado madrugador
Sobre los labios de tus versos en volandas
en todo lo que te significa y nos dignifica
Imagino que imaginas
Que no queremos imaginarnos nada
Para dejar que el flujo de tu tiempo y mi tiempo
Algún día se vistan de simultáneos
Que este juego de signos que enhebran palabras
Es sólo para decirte,
Que te pienso
Imagines lo que imagines...
Carlos Vico
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ART & POESIA (Valentina Just)
TERRENOS PERDIDOS
Las cercanías no se inventan...
Encuentro una presencia escencial
inadvertida
sin tiempo sobre mí.
Una existencia de lagunas
que en un tiempo repletó los espacios
haciéndome olvidar lo cotidiano
y colmándome de sueños...
los tuyoslos míos.
¿Será que en alguna parte, en un tiempo
hemos de encontrarnos en esos terrenos perdidos?...
Es una vida establecida en trozos
tu vida y la mía ordenadas en tramos
donde los saltos temporales
se convierten en benditos instantes de hurgarse deseosos.
Pero...Los abstractos ya no lucen en mi cuarto
me he cansado de realidades abtinadas y dolientes
Falta unicamente un paso
y dejar de mirarlos sueños
abandonados en esos espacios.
Erzsébet (Valentina Just)
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ART & POESIA (Sofia Castillo)
20 KILÓMETROS DE TI QUE SE DETIENEN...
20 kilómetros de ti que se detienen...
para hacerte aparecer de entre los árboles
se necesita tranquilidad
de súbito y aliento, para descubrirte
asociando resplandores
para, al fin, mascullarte
poco a poco...
naces en el silencio,
te reencuentras con tu matriz.
A lo lejos se confunden tus membranas
cuando los brujos se escondían en tus razones
cuando la mancha nos ultrajaba
y ya no podía nacer,
tan solo llorar
Y Lloré…la carne se extraía en demasía
ENTRE musitar y beber
lloré como los bebés cuando lo hacen tontamente
no con inocencia
pero si con mucho rencor.
Reverterlo, entonces, a las estrías de tu sucio hartazgo
reverbero en trozos
remolinado al lado
recordado el rojo adviento
reencontrado junto a la inclinación de Venus
repodridamente inteligente
rebozaste de tristeza y huías...
huías cobardemente
porque no sabías otra cosa que hacer.
Sofía Castillo
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ART & POESIA (Marx Espinoza Soriano)
IN (finita)
Cabellos azules
manos entrelazadas por el frío y la garúa
tardes amarillas avocadas a la sola contemplación de lo inefable:
tu canto mar insondable,
el aire abandonado y dulce del sueño,
tu boca, flor en desvelo
los huesos de la luna, los labios de la noche...
una hora, una vida.
El trazo del tiempo y una espera
tu mirada
indudable cielo, tibio y nimbado de rocío.
Marx Espinosa Soriano
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ART & POESIA (Artemio Julca)
"Me ha costado dolor recostarme en el viento"
Enrique Peña Barrenechea
Grito frente al cuerpo,
lejos de la noche
y entonces la arcilla se queda
moldeando mi sonrisa,
mi máscara de sol
encerrado en el negativo,
en la fría voz del auricular.
Es hora de la tristeza,
de la reunión de caracoles oscuros.
Grito frente al cuerpo
y esta mojado por el invierno
y la soledad llega en el último tren
rodeado de un perfume tibio
de trementina,
de trementina
y el cuerpo tendido
esperando mi voz,
mi sombra partida por el fuego
o el paroxismo prolongado de mi aliento,
o la impávida luz de mis ojos.
Grito frente al cuerpo
lejos de la noche.
Artemio Julca(22 de marzo de 2006)
ART & CUENTOS CORTOS
IRAS MORDIDAS
(Fragmentos)
I
Aún persiste el olor nauseabundo de tu perfume en mi brazo, aún eres tú la que se desliza por entre mi cuerpo como una serpiente; tentándome a matarte, a destruirte con mis únicas manos, apretándote el cuello como si tuvieras un collar de perlas muy ceñidas a tu garganta. Cuento, cuento tu respiración que va ingresando por tu nariz, también cuento tus latidos, apoyando mi cabeza en tus grandiosos pechos, afiebrados están, blandos, inmensamente tentadores. Cruel, sí, soy cruel contigo y conmigo, pues deseo desaparecer lo que más quiero y anhelo, hago de esto una pesadilla, una visión borrosa de ti, te veo desvanecer como una noche más, como aquella noche, compuesto de caricias y abrazos: pero estos actos no nos dicen nada en lo absoluto; puesto que pude haber acariciado y abrazado a una puta con los ojos cerrados, no habiendo diferencia alguna contigo, porque lo que acaricié y abracé fue simplemente un cuerpo; pero que ahora me es inútil tenerlo, me es inútil verlo. Entonces te vas alocadamente, furiosa, sin mirarme, ya que tus ojos miraban el horizonte, aquella puerta azul, como un símbolo de tu libertad, de tu deseo de escapar de mí, por el resentimiento y por el creciente desamor que me profesarás. Me pregunto si podré sentir ese antiamor tuyo, que no precisamente puede asemejarse al odio; NO, tú no puedes odiarme, porque simplemente yo no te odio, sólo te detesto, un poco, y eso no es odiar, sino que es un estado en donde uno tiende a expulsar de forma natural todas las cosas que uno siente ajenas, aun así pudiendo querer o desear con toda las fuerzas. Es un querer, pero lejano, tan lejano, que se vuelve abstracto, indeseable, hasta que dejamos de vernos; de todo esto queda un ambiente desolado, muerto, secretamente nace una enfermedad que nos aplasta el corazón y nos absorbe el cerebro, para así, dar rienda suelta a lo único que no es afectado negativamente sino por el contrario, se desprende, se vuelve autónomo de uno mismo: mi sexo, esa ave fugaz y envuelta en llamas, viajera de mares y prostíbulos; devastadora de flores incandescentes; mi sexo, lo que está en plena ebullición, en su auge solapado, es quien siempre confunde torpemente el orden erótico con el caos moral. Es quizá en ese lugar escondido que nace la libertad del hombre por desconocer, por ignorar la razón, por no discriminar la carne, siendo ésta el último bastión de la realidad, de una realidad alucinada. Existen momentos en que esa ave de rapiña reacciona estúpidamente, cuando ve escaparse algún animal muerto, que espera a ser revivido con su saliva sagrada.
II
Entonces, me doy cuenta que nos es imposible amarnos como normalmente lo hacen un hombre y una mujer: juntos, alegres, serenos, perfumados, patéticamente pegados; siendo todo esto fundamental para imitar a la eternidad. Trato, trato de no compararme con ese hombre, y tú haces lo mismo, tratas de no asemejarte esa mujer, porque ambos sabemos de antemano que no lograremos concretar esa pesadilla, ese posible hecho; más bien lo que hacemos, acaso por naturaleza e innatamente, es separarnos cuando más nos necesitamos, nos ponemos en un ambiente melancólico, o si no es así, irónico; nos insultamos, nos desgraciamos la vida; vivimos locamente una rutina que nos carcome por dentro y lo expresamos en nuestro hartazgo, en las malas cosas que hacemos; y sobre todo no andamos cargados de olores que no sean los nuestros, esos de los que a nadie le gustaría mantener por considerarlo hediondo, fétido. Pero aun así nos mantenemos igual o peor, en nuestra esfera, tú en la mía, yo en la tuya; o intercambiamos nuestras rabias, para hacerlas más divertidas y trágicas, siendo común para nosotros derramar unas cuantas lágrimas para fingir que sufrimos, que cada uno tiene una vida que no vale la pena recordar en donde estamos, o que solo es por hacer que se ponga a llorar la gente que nos conoce poco, y eso no es porque queremos que tengan compasión de nosotros (la compasión es igual a desprecio) sino para que vean que nosotros somos más humanos que ellos, aunque no sea cierto...
Víctor Van Amadeus
ART & HUMOR
Por Jesús Vega Prialé
Usted debe haber escuchado esa rítmica canción cuyo estribillo repite “…me gusta viajar, me gustas tú- Me gusta la playa, me gustas tú – Me gusta la vecina, me gustas tú” es decir todo un pregón a la liberalidad con efluvios inoculantes o eyaculantes; y claro se entiende por qué lo propone, pues una gama de fanáticas está muy de acuerdo con ello (el título nos lo explica) y, hay que decirlo, eso nos da una placentera tranquilidad. Basta con hacer uso de la píldora del día siguiente, y todo tranquilo como una solución de urgencia, ante una relación producto de una liber-acción de urgencia, de apresuramiento precipitado por los apremios contractuales que suelen presentarse a último momento.Yo sé que tu nostalgia alarmanteNo es ni enfermedad ni espasmoNo precisa pastilla ni sedanteSolo se cura con un buen orgasmo.Ahora que lo sabe encontrará usted el ánimo para los apareamientos desprevenidos, desaprensivos o despreocupados. Esencialmente lo digo por los despreocupados (as) pues de lo que se trata es sencillamente de curarse en salud, no interrumpir lo programado y o (EUREKA) allí puede estar la solución para las democracias endebles, aquellas que se estabilizan con la dificultad de un tiovivo, aquellas que no han sabido implementar un adecuado balance de poderes y que (ay Latinoamérica) despiertan luego de haber elegido. Entonces digo -es un pre-decir- como nos vendría “el voto del día siguiente…”
ART & LITERATURA
“GUÍA TURÍSTICA DE JORGE LUIS BORGES” O “UN CIEGO GUÍA A UNA CIEGA”
Por Karin Gómez y Jorge Luis Borges
Cuando me comentaron que el próximo número de la revista en que trabajaba sería dedicado a Jorge Luis Borges, faltaban pocas horas para que yo partiera a Buenos Aires. Reconozco que soy lenta para asimilar algunas cosas y sumado esto a que mi cabeza estaba únicamente ocupada en mis razones de viaje, no reparé en que dicho escritor era argentino y que podía obtener información directa sobre este tema. Tenía que reunirme con el Director de la Editorial Eloísa Cartonera Washington Cucurto, en la “Casa de la Poesía”. Decidí tomar un taxi, ya que a las siete de la tarde anochece en Buenos Aires y el tráfico por la Avenida Córdoba estaba lentísimo debido a la hora tope y a los “Piqueteros con sus marchas”. Déjeme en Córdoba con Bulnes –le dije al taxista-. Y medio asustada, pero valiente, me encaminé hacia la calle Honduras. ¿Cómo describir el barrio? Las casas eran construcciones antiguas, sin antejardín y de techos altos. Se podría decir que si olvidaba que estaba en Buenos Aires, me hubiera parecido el barrio Franklin en sus sectores mas refinados; con almacenes en las esquinas, algunas empresas y una que otra casa remodelada, con bellos árboles añosos y algunos cuadrados de pasto silvestre y arbustos floridos. La Casa de la Poesía era una casa grande, similar a las viviendas colindantes, de mamparas, patios interiores, baldosas y pisos interiores de madera.Después de los saludos respectivos, me dispuse a mirar los estantes de libros. Es una biblioteca especialista en poesía- me dice el escritor Washington Cucurto- También un museo; era la casa del Poeta Evaristo Carriego. Nunca oí de ese poeta. Reconozco mi ignorancia, pero afortunadamente tenía la oportunidad de más que leer un poema de su autoría, estar en la casa donde vivió y respirar el olor que se colaba desde sus paredes. Cucurto, al ser funcionario de la biblioteca, me podía llevar por las salas, explicar los pormenores del museo y narrar algunas cosas del poeta, tal como un dueño de casa muestra su hogar. Ahí estaban sus muebles de estilo, antiguos, de tapices floridos y borrosos. Un piano cuidadosamente conservado, su pluma aún entintada, pañitos para cubrir muebles, un espejo, fotos de su familia, y algunos originales escritos por su puño y letra en hojas amarillentas. Borges fue amigo de Carriego –me sopla Cucurto- Hasta escribió sobre él. Y otra vez mi ignorancia choca con la presencia invisible de Evaristo Carriego, que seguramente me observaba con reproche desde alguna esquina de la habitación. A pesar de todas las alusiones a Borges, aún no lograba asimilar que tenía que escribir un artículo sobre él. Me fui con una grata impresión sobre Evaristo Carriego, pensando en que si mi casa después fuese un museo, no se sabría con qué escribí mis textos. Tendrían que poner en la vitrina el teclado de mi computador, porque nunca escribí dos manuscritos con el mismo lápiz.Tomé un ómnibus y me bajé en la Plaza San Martín. Para poder llegar a mi hotel que quedaba en Maipú a la altura del 800. Dicha plaza es una irrupción vegetal, de árboles antiguos, imponentes monumentos y flores que suavizan un poco el verde reinante. Está rodeada por edificios y elegantes cafés. Me dirigí a mi hogar transitorio por la calle Maipú, sintiendo que venía desde el cerro Santa Lucía, bajando por Agustinas.A la mañana siguiente, después de haber descansado de mis incursiones personales, laborales y turísticas, partí a recorrer las calles del “microcentro”. Si bien no era la primera vez que estaba en aquella ciudad, nunca deja de cautivarme, sobre todo porque para apreciarla en toda su magnitud es necesario andar siempre mirando hacia el cielo. Digo esto, porque entre tanta tienda a nivel del suelo, perdemos de vista los hermosos edificios antiguos y sus bizarros detalles, que se alzan majestuosos y elegantes. Estos nos hablan de un pasado increíble, el mismo pasado que le dio la calidad de ciudad cosmopolita y nostálgica. Llegué a Florida con Lavalle, la intersección de dos paseos peatonales típicos, plagados de tiendas de ropa, zapaterías, farmacias, restaurantes, cines, galerías al estilo del Paseo San Agustín o nuestro típico Pasaje Matte. También se encuentran disquerías, que de rato en rato dejan escapar algunos acordes de tango. Recordé que un amigo Argentino, funs club de Borges (bah que raro, argentino fanático de Borges), me contó que hasta antes de los años ochentas, a dichos paseos no se podía entrar sin corbata. Y eso disentía con la imagen populosa de esta zona, que me recordó inevitablemente el paseo Ahumada pasando la Plaza de Armas.Sin saber por qué, decidí tomar la calle Tucumán y me detuve en Esmeralda, luego en Suipacha, observé y respiré profundo el aire exquisito que me renovaba los pulmones. Y es entonces, cuando desemboqué en la Gran Avenida Gran 9 de Julio, sintiendo el pulso de la ciudad. Entre tantos ronroneos de motores y bocinas de automóviles, vi a mi lado a un ciego que llegó hasta la convulsionada esquina. Me inquieté al imaginar los malabares que debería realizar para alcanzar a cruzar las dieciséis pistas y los dos bandejones centrales. No sé como adivinó que estaba a su lado, y me preguntó: -¿ Me podés ashudar a cruzar a la cashe Corrientes? Y yo más asustada por mi propio pellejo que por el del ciego, divisé el Obelisco y me dirigí hasta él, porque de toda esa gran ciudad lo único que recuerdo con seguridad, es que la calle que contiene a dicho monumento es mi bienamada “Corrientes”, zona de innumerables teatros y librerías. Las más dichosas librerías, donde las obras completas de Jorge Luis Borges, en empaste de lujo salen 52.000 pesos chilenos, y un libro de Tito Monterroso, colección Alfaguara, lo regalan en la módica suma de 750 pesos. Dejé a Don Jorge (así se llamaba el caballero que me pidió ayuda) y me quede disfrutando de las librerías.Sólo puedo decir que de vuelta en Santiago, aún podía sentir la brisa de Buenos Aires y si no es porque vi aparecer en el messenger a mi jefa de la revista, no habría caído en la cuenta de todo lo que me faltaba por leer sobre Jorge Luis Borges, e investigar sobre su vida. ¡Que bruta soy! –fue mi dura autocrítica- ¿Cómo fui capaz de sólo preguntar cuanto valían las obras completas de Borges? Así comencé mi investigación, con una pizca de asombro leí de sus propias palabras: “Nací en 1899, en pleno centro de Buenos Aires, en la calle Tucumán, entre la calle Esmeralda y Suipacha en una casa pequeña y modesta que pertenecía a mis abuelos maternos. Como la mayoría de las casas de la época tenía azotea, zaguán, dos patios y un aljibe de donde sacábamos el agua. Debemos habernos mudado pronto al suburbio de Palermo, porque tengo recuerdos tempranos de otra casa con dos patios, un jardín con un alto molino de viento y un baldío del otro lado del jardín. En esa época Palermo –el Palermo donde vivíamos, Serrano y Guatemala– era el sórdido arrabal norte de la ciudad, y mucha gente, para quien era una vergüenza reconocer que vivía allí, decía de modo ambiguo que vivía por el Norte...”¿Dónde cresta estaba Palermo? – me pregunto, casi dándome cabezadas contra la muralla-. Me di cuenta de que no conocía Palermo, ni menos el Palermo Viejo donde Borges pasó su infancia. Y de tanta bronca contra mi despiste turístico, le pregunté a un buen amigo, que donde quedaba Palermo Viejo. ¿No estuviste en la Casa de la Poesía, Ché? – me gritó desde el otro lado de teléfono- ¡Ese es Palermo Viejo!. Y por fin caí en la cuenta de las palabras de “Georgie” (Así llamaban sus padres a Borges), cuando leo en su ensayo titulado “Evaristo Carriego”: Así, durante años, yo creí haberme criado en un suburbio de Buenos Aires, un suburbio de calles aventuradas y de ocasos visibles. Lo cierto es que me crié en un jardín, detrás de una verja con lanzas, y en una biblioteca de ilimitados libros ingleses.¿ Qué había, mientras tanto, del otro lado de la verja con lanzas? Qué destinos vernáculos y violentos fueron cumpliéndose a unos pasos de mí, en el turbio almacén o en el azaroso baldío? Cómo fue aquel Palermo o cómo hubiera sido hermoso que fuera? A esas preguntas quiso contestar este libro, menos documental que imaginativo”.Yo por mi parte, a esa altura de mis lecturas, sentía que iba abriendo puertas de habitaciones ya conocidas. Mi entusiasmo iba en aumento, pensando en mi encuentro con Washington Cucurto, en sus alusiones a Borges en la casa de Carriego. Recordaba las calles que me parecieron tan similares a Franklin refinado y no podía dejar de sentir cierto agradecimiento a la casualidad. ¿A la casualidad? –me preguntaba desde el más allá el escritor argentino-.Ya se estaba gestando en mí el tono de este artículo, el rumbo que tomaría, cuando leí en Internet sobre los últimos días del escritor argentino: “Cuando menos se espera, de pronto aparece algún detalle que recuerda al autor de El Aleph. Para empezar, los buses que vienen del aeropuerto dejan a los turistas en la misma plaza San Martín, uno de los lugares favoritos de Borges para caminar y a sólo unos pasos de la casa donde vivió gran parte de sus últimos 40 años. La mayoría de los viajeros, sin embargo, pasa sin advertir la placa recordatoria, en la calle Maipú 994, que dice "Aquí vivió Jorge Luis Borges”. Se trata de un edificio de formas redondas, de los años 30, en cuyo sexto piso se observa la terraza del departamento que ocupaba el escritor junto a su madre y su "nana", Epifanía Ubeda. Esta última, a quien llamaba Fani, era muy querida por Borges, aunque luego de su muerte tuvo una disputa legal con María Kodama, viuda del autor argentino...”Quedé helada, ya que mi hotel estaba a una cuadra de la casa del escritor, y como narré anteriormente, después de visitar la casa de Carriego me bajé del ómnibus en la plaza san Martín. El mismo recorrido que le gustaba tanto a Borges. Lo que leí a continuación no tiene mayor coincidencia, porque cualquier turista puede pasear por Florida, pero si pensamos en mis lecturas investigativas, estuvieron plagadas de coincidencias: “Caminaba por la calle Florida, unas nueve cuadras, pese a estar casi ciego, pues recordaba de memoria el trayecto y el hecho de ser un paseo peatonal le otorgaba cierta seguridad. "Todavía recuerdo la impresión de ver al poeta ciego, caminando con su bastón, por Florida. Yo tenía 19 años y lo saludé. El me contestó amablemente", cuenta el escritor Marcelo Pichon. Sólo al llegar a la Avenida de Mayo debía pedir la asistencia de algún peatón para cruzar esa transitada vía”.No es mucho lo que se puede agregar, cuando siento que la única ciega de toda esta historia fui yo y que en realidad un ciego fue mi lazarillo. Cuando comencé a cranear el artículo sólo pensé en hacer un comentario aburrido y rígido sobre la obras de Borges.
En una entrevista concedida en 1963, en Montevideo, Jorge Luis Borges confiesa: «Estoy podrido de literatura. No podría contestar hablando del sol, no suelo pensar directamente en el sol, sino en las imágenes, textos, relatos del sol”.Por esta confesión, decidí contar los sucesos mágicos que me llevaron a construir este artículo como un cuento o como una guía Sui Generis de Buenos Aires. ¿Qué es un escritor sin sus calles, sin sus recuerdos, sin el negocio donde compra sus cigarrillos o sus rutinas cotidianas?. Es más ¿Qué sacaba con hablar sobre literatura Borgeseana, sin conocer primero los lugares que inspiraron su prosa y sus versos? O tal vez simplemente quise alivianar su mochila, de haber sido un niño genio, que pasó su infancia encerrado en su casa de Palermo Viejo, leyendo y haciendo traducciones del inglés al castellano, a la edad en que los niños deben andar tocando timbres por el barrio.“Estoy podrido de literatura” – me susurra Borges sentado en su mecedora y apoyado en su bastón- es por eso que te soplé esta guía turística.
ART & LITERATURA
EL HOMBRE DE LAS CUATRO CULTURAS O SIMPLEMENTE EIELSON
Por Shibel Adguelli
Ayer, en intimidad y rodeado de sus amigos, el reconocido poeta y artista peruano Jorge Eduardo Eielson murió en Milan, la ciudad que lo acogió por años…(tomado de agenciaperu.com del 09 de marzo de 2006)Así el mundo se enteró de la muerte del más prolífico e insigne artista que el Perú contemporáneo ha podido producir, después de Vallejo.En nuestro país, su notable aporte a las letras ha sido siempre un paradigma para muchos jóvenes poetas, que desean encontrar un sentido a su trabajo artísticos, antes de los 21 años como lo hizo él. Pero hablar de su magnifico trabajo dentro de la literatura, sería solo redundar en lo que a lo largo de estos días se ha estado diciendo y no haremos eso.La parte menos conocida, en nuestro país, de este artista es la de audiovisualista, pintor, escultor y músico. Sobre estos aspectos, varios biógrafos, como Martha Canfield, Juan Acha, entre otros, han tratado de analizarlo. Y siempre se coordina que si estas actividades se dieron fue gracias a la educación liberal y acomodada que recibiera, descubriendo de esta forma su inclinación hacia las artes. Es así que conoce a José María Arguedas, quien más allá de ser un simple profesor de colegio, fue quien lo introdujo a los círculos artísticos y literarios de la Lima de aquel entonces, gracias a él, conoce de la antigua cultura peruana, casi desconocida por el joven; y sería este modelo estético que lo llevaría a los museos más grandes del mundo.Al recibir el Premio Nacional de Poesía en 1945, comienza a pintar sus primeros lienzos (con una influencia marcada de los pintores Klee y Miró) y gracias a Ricardo Grau empieza a llevar algunos cursos en la Academia de la Escuela de Bellas Artes; pero las rígidas formas y técnicas, no son para el vanguardista Eielson, y bajo sugerencia del mismo Grau deja de estudiar. Y en 1948 se vería que fue la decisión más acertada, cuando Jorge Eduardo presenta su primera muestra (compuesta de óleos, acuarelas y construcciones móviles de metal y madera) en la única galería de Lima.Ese año, es invitado a exponer en la primera declaración del Arte Abstracto, realizada en el salón Réalités Nouvelles, en París; luego sería invitado a presentar sus trabajos en la galería Colette Allende en esa misma ciudad.En 1951, luego de vivir en Ginebra, por una beca de la UNESCO, toma la decisión de vacacionar en Italia. Este sería el viaje más importante en su vida, ya que antes de haber pisado el país en forma de bota, decide que en ese lugar haría toda su vida, y sus investigaciones estéticas en adelante.Viviendo en ese país, gana un concurso para estudiar cine, en el Centro Experimental de Cine de Roma; lastimosamente y aun pese a ser este un arte que ama, se desinteresa. Pero otra pasión se le metería en la mente, para que en 1953 expusiera en la galería Del Obelisco, lo que le valdría un aguda crítica en la revista Arte Visive, ya que sus móviles eran algo así como un diamante en bruto, y quizá es por esta razón abandona este aspecto, pese a haber sido invitado por Carlo Cardazzo, para exponer en una de sus galerías.Después de un largo periodo de ausencia, en 1959, vuelve a las artes plásticas. Pero regresa con otra propuesta nueva, de llevar la costa peruana a sus cuadros y algunas veces, lo hace literalmente con excremento de aves y arenas peruanas, que mezcladas con algunos pegamentos eran casi esculpidos en el lienzo. Es posible que en algunos de estos trabajos haya creado una especie de tela, lo cual lo llevó a investigar en los tejidos (primero con jeans, camisas, trapos y finalmente telas precolombinas). Y esto lo condujo a interesarse en el nudo, el que capta una gran belleza y energía, inspirada a través de los quipus peruanos. Esta investigación haría que en 1963 lance su primera serie de Quipus que a partir de la Bienal de Venecia de 1964, donde participa, obtiene prestigiosos reconocimientos internacionales, que lo llevarían a museos como el MOMA o en el ámbito de la colección Rockefeller de Nueva York, y a repetidas invitaciones al Salón de Mayo y al Salón des Comparaisons de París.En 1969 realiza una muestra en simultáneo, con una escultura subterránea, en París, Roma, Nueva York, Eningen y Lima, con las que marca un hito dentro de las extravagancias de un artista. Cosa similar intento en la olimpiada de Munich ’72, pero por los desastres terroristas se clausuró la performance Gran Quipus de las Naciones.La última exposición realizada por genial artista fue en la galería de arte Niccolli en Parma – Italia donde el recibió un homenaje en vida, y presentó todas las obras más significativas de toda su vida, entre esculturas, instalaciones, pinturas, etc. Junto con todo esto un catalogo de 350 páginas que explica la obra de Eielson. Es por eso que nosotros no podíamos ser ajenos a un homenaje, aunque póstumo, para este grandioso exponente del arte peruano, y lamentar la pérdida de un insigne artista que siempre dijo que sus cuatro culturas -española, italiana, sueca y nazca- además de amor a la poesía, lo hacían hombre. Descansa en Paz Jorge Eduardo, que las musas velan tu sueño.
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LOS HUESOS DE VALLEJO
Por Marx Espinoza Soriano
Cada mañana, con un alba usada, despertaba Vallejo para buscar en el amor un amor más amplio que el amor a una persona, el amor a los demás, a la forma de quebrantar la hebra fatídica del destino, para que la existencia responda a la voz del hombre y camine por un camino de libertad suprema.César Abraham Vallejo Mendoza nace el 16 de marzo de 1892, en la ciudad de Santiago de Chuco (3,500 metros de altitud) al norte del Perú… Por ahora nos detendremos en tratar de plasmar algunos destellos sobre la espiritualidad del vate para vislumbrar el hilo conductor de la unidad esencial de su composición poética. Sea pues su “muerte” un pretexto para desencadenar un odumodneurtse.Si la poesía es la palabra esencial en el tiempo, como decía Machado, en la poética de Vallejo la presencia de determinadas constantes estilísticas como la insistencia de ciertas imágenes esenciales son características señeras de otras tantas constantes espirituales y actitudes anímicas que vale la pena resaltar.Al leer “Voluntario de España, miliciano de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón… (Himno a los voluntarios de la República) caemos en la cuenta del elemento óseo y la importancia que Vallejo, a lo largo de su poesía, le atribuye a éste como base estructural, esencial del ser viviente (poema). Como imagen es imperante desde su primer libro: “un perro pasa royendo el hueso de otro / perro que fue” (Nervazón de angustia); “la muerte ha estado alegre y ha cantado ene su hueso” (El poeta a su amada); “Todos mis hueso son ajenos; / yo tal vez los robé” (El pan nuestro), generalmente constituyendo imágenes lúgubres.Tan imponente es la imagen ósea en Vallejo, que él mismo crea el verbo ahuesar para referirse a lo relativo al hueso, ahuesado, del color del hueso: “Mas cae el aguacero / al ataúd de mi sendero / donde me ahueso para ti” (Lluvia) versos hermosamente comparables con el “azular” de: “…Qué mañana entrará / satisfecha, capulí de obrería, dichosa / de probar que sí sabe, que sí puede / ¡CÓMO NO VA A PODER! / Azular y planchar todos los caos.” (Trilce VI).Trilce continúa la serie de imágenes q se hacen más realistas y alucinantes mediante una determinación más cruda “Hoy que hasta / tus puros huesos estarán harina / que no habrá en qué amasar / ¡tierna dulcera de amor!” (XXIII); “…hasta el matiz prudente /de un gran caldo de alas / con causas / y lindes fritas. /Y hasta el hueso! (XLIX); “la desconocida bandera, te he de esperar allá; / en la confluencia del soplo y el hueso, / como antaño, (LXII); “Así, muerta inmortal. / Entre la columnata de tus huesos / que no puede caer ni a lloros” (LXV ).
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